El feminismo vuelve a la calle un 8M más con el propósito de sostener el impulso acumulado en los últimos años y el empuje que supuso la primera huelga feminista, de dos mil dieciocho. Han pasado cinco años y de fondo late una fractura en el movimiento poco a poco más agudizada y un contexto político de confrontación en el Gobierno en torno a las políticas de igualdad y en particular a la ley del ‘solo sí es sí’. Pero las protestas intentan este Día Internacional de las Mujeres demostrar que el feminismo prosigue vivo y muchas de sus reivindicaciones aún pendientes.Precedidas por diferentes actos a lo largo de toda la jornada, como concentraciones o piquetes informativos, desde media tarde las distintas manifestaciones han comenzado a dar sus primeros pasos. Salpican toda la geografía, con convocatorias en decenas y decenas de ciudades y pueblos que llaman a las mujeres a tomar el espacio público contra el machismo. Si bien en la mayor parte de territorios hay una marcha unitaria, por segundo año consecutivo se celebran dos en paralelo en ciertos municipios debido a la escisión de parte del feminismo que está en contra de la Ley Trans –recién entrada en vigor– y que ha decidido marchar por separado en urbes como Sevilla, Valencia o la villa de Madrid.Si en algún lugar se representa de forma más clara esta brecha es en la capital, aun con algo tan simbólico como el sitio del que parten las manifestaciones: ambas convocan su salida desde Atocha, aunque empiezan sus pasos en dirección opuesta. La Comisión 8M, convocante de las huelgas feministas, queja bajo el lema “somos el grito preciso, el feminismo lo cambia todo” y pone el foco en la defensa de la sanidad pública, la lucha contra “un patriarcado capitalista, racista e imperialista” y la erradicación de las violencias sexistas “en todas y cada una partes y…