La muerte de Benedicto XVI es tan singular como lo fue su vida y su renuncia en dos mil trece. No hay ningún precedente reciente de un caso como el suyo, en el que hayan convivido dos papas y deba activarse el entierro de un pontífice emérito. La última renuncia papal fue la de Gregorio XII en 1415, pero su caso es absolutamente incomparable con el de Joseph Ratzinger y no sirve como modelo. De momento, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, ha anunciado que el entierro se celebrará el 5 de enero, a las 9.30, en la basílica de San Pedro y lo oficiará el papa Francisco. Además, los restos de Ratzinger van a ser trasladados a la basílica el dos de enero para que los ciudadanos puedan despedirse del papa fallecido.
Seguir leyendo