El desconcierto recorre al PP a solo una semana de las elecciones gallegas ante las informaciones publicadas la madrugada del sábado por más una docena de distintos medios, entre ellos EL PAÍS, sobre que el líder del PP estaría dispuesto a cerrar la crisis catalana con un indulto a Carles Puigdemont condicionado a que este se arrepintiera y aceptara someterse a la justicia y la ley. El momento no es baladí, a solo siete días de unos comicios en Galicia en los que Alberto Núñez Feijóo se la juega, y dirigentes y barones de peso del PP admiten su “estupor” ante esta revelación periodística. La mayoría, además, reconoce su incapacidad para explicarla. “Me imagino que alguna explicación tiene que tener, pero no sé cuál es”, admite un presidente autonómico del PP. “Esto ha provocado estupor en muchos de nosotros”, añade. Génova trata en paralelo de apagar el fuego con una doble estrategia. Por un lado, Feijóo declaró este domingo que no cree que se den las condiciones para un indulto a Puigdemont, aunque no desmintió que esté a favor de uno condicionado; y, por otro, la dirección envió a dirigentes del partido a acusar a los medios de manipulación.
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Junts guarda silencio
En Junts per Catalunya, el tema de los acercamientos con el PP se gestiona con mayor secretismo, si cabe, del que rodea la negociación con el PSOE por la ley de amnistía. Hasta que, el pasado jueves, el propio Carles Puigdemont zanjó un escrito suyo advirtiendo de que “todo se sabrá”, el partido había tratado de obviar cualquier detalle sobre las conversaciones mantenidas con el PP para sondear una investidura de Alberto Núñez Feijóo.
Desde Bélgica, Puigdemont ha pilotado el intercambio de información con el PP y ha dejado en personas de su máxima confianza las reuniones personales con los enviados de la derecha española. Josep Rius, portavoz de Junts y antiguo responsable de la oficina de Puigdemont en su época de presidente, y Albert Batet, presidente del grupo parlamentario, han participado en la ronda de contactos. Incluso la propia ejecutiva, el cuadro de dirección de la formación, ha sido ajena a los tratos que ha explorado Junts con los populares.
“El PP hizo alusión al Pacto del Majestic, y señaló que, si en su día la relación funcionó y fue útil para las dos partes, ahora también podría serlo”, manifiestan fuentes de Junts, sobre el contenido que se trató en los encuentros. El Pacto del Majestic, llamado así por el hotel donde se selló el acuerdo, es el nombre con el que se conoce la alianza que firmaron, en la década de los noventa, el PP y Convergència i Unió para asegurar la investidura de José María Aznar. Jordi Pujol controlaba Convergència con mano de hierro y fue objeto de burlas reiteradas por parte de la militancia del PP tras la victoria electoral. Pero los gritos de “Pujol, enano, habla castellano” dieron paso a un acercamiento entre Pujol y Aznar que desembocó en un apoyo de CiU al PP.
Fuentes de Junts conceden que el marco político es ahora distinto de entonces, y que las relaciones del PP con Vox añaden dificultad a poder establecer un acuerdo que sea comprendido por las bases independentistas. “Pero también es verdad que Puigdemont ha dicho en varias ocasiones que entre un Gobierno del PSOE y uno del PP, no hay muchas diferencias para Cataluña”, señala un colaborador del expresident.