Crece el enfado del Gobierno con Rafael Del Pino, presidente ejecutivo de Ferrovial, por la decisión de trasladar la multinacional de España de la construcción a Países Bajos. El Ejecutivo ha analizado todos y cada uno de los razonamientos que da la empresa, y ha llegado a la conclusión de que ninguno de ellos —asuntos financieros, facilidades para cotizar en Bolsa en EE UU, seguridad jurídica— resulta creíble, en verdad los califica de “ridículos” y la única justificación real es la fiscal, por los impuestos más bajos. Pero no tanto por la propia empresa, que tampoco se ahorraría tanto, conforme los cálculos iniciales del Ejecutivo, sino, según fuentes del Gobierno, por un “interés personal” de la propia familia y de forma especial de Rafael del Pino, el primordial ejecutivo de la compañía y uno de los hombres más ricos de España, que trasladaría así su domicilio fiscal y ahí sí pagaría muchos menos impuestos.
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