El plan inicialmente diseñado por el Ejecutivo se ha torcido en la primera curva. Sobre el papel, las piezas podían encajar, pero en la realidad los actores son otros, los jueces, y son ellos que pueden hacer estallar el tablero. Ese es el peligro que ahora afronta la Moncloa, una vez que el pasado jueves entró en vigor la reforma del Código Penal. Uno de los primeros movimientos procedió del Supremo, del juez…