“El cisne negro ya está aquí”. Así de pesimista se muestra un alto cargo de una aseguradora de salud tras hacerse público que el concierto de la mutualidad de atención sanitaria a los funcionarios, Muface, ha quedado desierto. Ni Adeslas, ni Asisa, ni DKV se han presentado. Por primera vez en 50 años nadie quiere prestar este servicio, porque consideran ruinosas las condiciones económicas. Ese evento sorpresivo y de alto impacto socioeconómico —sobre el que teorizó el pensador Nassim Taleb— ha ocurrido. Casi 1,5 millones de empleados públicos (profesores, policías, inspectores de Hacienda y Trabajo, funcionarios de prisiones… tanto en activo como jubilados) no saben a qué médicos podrán acudir dentro de dos meses. El Gobierno está intentando maniobrar para salvar el concierto. Primero va a aprobar una nueva licitación exprés, con una mejora económica, para tratar de convencer a las aseguradoras privadas para que se presenten. Bajo la manga, se guarda otro instrumento más persuasivo. Palo y zanahoria.
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