El anuncio por el conjunto saudí STC de la compra de un nueve con nueve por cien de Telefónica por 2.100 millones de euros para convertirse en su primordial accionista ha ocasionado un terremoto financiero y político. La operación, anunciada a última hora del martes, pilló por sorpresa tanto al Gobierno como a la dirección de Telefónica. Los dos han reaccionado este miércoles con precaución, aunque aseguran que se trata de una operación “amistosa” como insiste STC, participado mayoritariamente por el Estado de Arabia Saudí, y que no está en riesgo la españolidad de la primera operadora de telecomunicaciones del país.
Seguir leyendo