Una de cal y una de arena. En una de las jornadas políticas más intensas de los últimos meses, el Gobierno logró una victoria parlamentaria muy relevante, en la votación más difícil de todas, porque tenía que poner de acuerdo a grupos ideológicamente muy alejados alrededor de la política fiscal, la más delicada, y a la vez vio cómo el empresario Víctor de Aldama se lanzaba en sede judicial directamente contra el presidente, el secretario de organización del PSOE, la ministra de Hacienda y el de Política Territorial. Un ataque directo con acusaciones de delitos graves que provocó un rápido desmentido indignado y el anuncio de medidas legales contra él, pero que Alberto Núñez Feijóo aprovechó inmediatamente no solo para pedir de nuevo la dimisión de Pedro Sánchez, sino para animar a PNV y Junts a apoyar una moción de censura para echarle.
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