Cuando se examina la economía y el bienestar de sus ciudadanos se tiende a mirar al producto interior bruto o PIB. Este indicador contabiliza (en términos monetarios) todos y cada uno de los bienes y servicios que genera una economía en un periodo de tiempo determinado (generalmente un año). Sin embargo, este indicador deja mucho que desear en el momento de examinar el bienestar real de la población. Un indicador mucho más válido, según la agencia de estadística de la Comisión Europea (Eurostat) es el consumo individual efectivo per cápita. Este indicador tocó techo en España en 2007 y, tras múltiples crisis de por medio, no ha vuelto a acercarse ni de lejos a los niveles de entonces, lo que revela que los españoles no han vuelto a disfrutar de unos estándares de vida similares a los de dos mil siete.
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