Salvó al Kremlin del colapso económico al principio de la invasión, mas un año después ha sido acusado por el propio Gobierno de transformar a su moneda en el hazmerreír del planeta. El Banco Central de Rusia subió este martes las clases del 8,5 por cien al 12 por ciento en una reunión extraordinaria convocada una vez que su moneda se devaluase hasta los sicológicos 100 rublos por dólar, un baremo más político que técnico, y lógico en lo previsto por la corporación semanas ya antes. Si bien la debilidad de la divisa rusa se ha atenuado ligeramente desde ese momento, la actuación del organismo que dirige Elvira Nabiúllina ha despertado dudas sobre su independencia para los retos que vienen. De fondo, unas elecciones presidenciales para las que queda poco más de medio año y una economía de guerra donde el agujero crece a medida que se atasca la invasión de Ucrania.
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