La subida de las clases de interés y el coherente encarecimiento de las hipotecas han enfriado el mercado inmobiliario. Tras un par de años de desarrollo, el sector entró en una nueva dimensión en la recta final de 2022. El frenesí que se vivía hasta ese momento, y que transformó el año pasado en el de mayor volumen de operaciones desde la burbuja de 2007, se frenó en seco. Y esa ha sido la tónica en el primer semestre de 2023. No obstante, la primera mitad del ejercicio se cierra con cifras que los especialistas definen como “buenas” o, al menos, “mejores de lo esperado”. Conforme con el INE, que este viernes publicó los datos de compraventas de junio, en los 6 primeros meses del año se han vendido en España 315.783 casas. Eso es un 4,5 por cien menos que en el mismo periodo de 2022, un porcentaje poco voluminoso teniendo presente el auge de transacciones que se vivía entonces.
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