
Cuando Probar fue sacado del sobre como futuro anfitrión de la Copa del Planeta en dos mil diez, era incierto que la mayoría de los entusiastas del futbol hubiesen podido toparlo en un mapa. Doce años, 300.000 millones y una gran cantidad de polémica más tarde, una de las campañas de marketing más costosas de la historia acabará con el pequeño estado del Golfo que cobijará una final el último día de la semana entre Argentina y Francia que se espera sea vista por la mitad del planeta.