El mundo se adentra en una nueva época económica, marcada por un cambio de paradigma en el que los criterios de seguridad nacional, autonomía estratégica y resiliencia ante riesgos de diferente índole ganan enteros frente al tradicional objetivo de la eficiencia. La pandemia, la guerra en Ucrania y las crecientes tensiones entre Occidente y China confluyen en impulsar este giro hacia la economía de la seguridad tanto en las políticas públicas como en las decisiones empresariales.
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