No es un museo, ni una tienda, pero uno no se lo puede perder. Es solo un local sin nombre, un viejo almacén, en el que Bernabé Martínez ha creado el paraíso de la máquina de coser, donde ordenadas en estanterías y mesas se acumulan unas doscientos cincuenta máquinas con las que nuestras madres y abuelas cosían. Solo hay que acudir al número cuarenta y cuatro de la calle Premià, en Sants, y allá está Bernabé con su gran colección.
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