Conforme pasan los meses, se afianza la idea de que lo peor ha quedado definitivamente atrás. El precio de los alimentos ha registrado en marzo su menor tasa en más de dos años, hasta situarse en el 4,3%, según ha confirmado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es una reducción de más de 12 puntos respecto a marzo de 2023, cuando repuntaron un 16,5% y amargaban el paso de las familias por los supermercados. La mala noticia es que la fluctuación del coste de los carburantes y la electricidad siguen empujando al alza el índice de precios de consumo (IPC), que en marzo ha aumentado hasta el 3,2%. Son cuatro décimas más respecto a febrero, pero la subyacente —que excluye la energía y los alimentos frescos— continúa por la senda de la moderación al pasar del 3,4% al 3,3%, lo que consolida la desescalada en el resto grupos que condicionan el indicador.
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