El primer ministro japonés, Fumio Kishida, ordenó el lunes una investigación sobre la Iglesia de la Unificación después de que salieran a la luz los vínculos entre ésta y los legisladores del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) tras el asesinato de Shinzo Abe. El presunto asesino de Abe culpó al ex presidente del gobierno de respaldar al grupo, acusándolo de llevar a su madre a la bancarrota. Los críticos califican a la iglesia de secta que se basa en una dudosa recaudación de fondos.
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