El fantasma del 26 de octubre de 2017, el día en el que Carles Puigdemont cambió de opinión a última hora y en vez de convocar elecciones autonómicas decidió declarar la independencia, ha recorrido la política española en los últimos días. Muchos de los dirigentes consultados en estos días, de distintos sectores, han recordado aquel momento. Casi todo lo que vino después empieza en esa marcha atrás, que el líder de Junts siempre ha defendido alegando que no logró “suficientes garantías” por parte de Mariano Rajoy de que no aplicaría el artículo 155 de la Constitución si él convocaba elecciones. Las garantías y las “precauciones”, de nuevo, según confirmó el último tuit del expresident, vuelven a estar en el corazón del problema. El acuerdo entre el PSOE y Junts para la investidura de Pedro Sánchez está prácticamente hecho, pero Puigdemont —que se marchó a Bélgica en 2017 para evitar ser juzgado— quiere más certezas técnicas de que la amnistía beneficiará a todos los dirigentes de su entorno.
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