Alumbrado por las luces de una pequeña retroexcavadora, un bombero sale de la pequeña cueva que han dejado los escombros de la casa. Decenas y decenas de vecinos, todos hombres, presencian la escena, ajenos al peligro de los muros inclinados de los inmuebles de alrededor. Solamente ponerse en pie, el rescatador se dirige a uno de sus compañeros. “Apunta, son las 22.15″. Han pasado veintitres horas y 4 minutos desde el momento en que el suelo tremió en Mulai Brahim (ocho mil habitantes) y los equipos de rescate, acompañados de decenas de voluntarios, terminan de hallar el cuerpo de Amina.
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