El año 2024 llega con un optimismo económico que ninguno de sus inmediatos predecesores pudo igualar. Fenómenos como el descenso de la inflación y el inicio de las bajadas de tipos permiten vislumbrar el esperado cambio de ciclo que ponga fin a la crisis iniciada en 2020 y ahondada por la guerra de Ucrania. Ahora bien, no deben olvidarse las debilidades con las que España asiste a tan positivo contexto. El Gobierno se resiste a reconocer el nuevo contexto y mantiene su talón de Aquiles, el gasto público, en niveles de emergencia, lo que alimenta el déficit y la deuda, mientras los ingresos fiscales pierden fuelle y el PIB desacelera a niveles de 2014. Estas debilidades amenazan con impedir a nuestro país aprovechar como deberiera la nueva situación económica.
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