Las sinécdoques manipuladoras que abundan en el discurso de los dirigentes independentistas catalanes se van a estudiar probablemente en las universidades en unos años. Las sinécdoques son figuras metafóricas que consisten en designar un todo mediante alguna de sus partes; o una parte con la mención completamente. Estos recursos de la lengua pueden cumplir un fiel papel comunicativo; por poner un ejemplo, si alguien dice “cuesta mucho trabajo llevar los garbanzos a casa”, oración en la cual “los garbanzos” significa “la comida”, pues se establece con claridad la relación entre la parte como identificativa del todo; mas en el lenguaje político buscan en ocasiones el engaño. Así ocurre cuando se menciona al catalán como “la lengua propia de Cataluña”, pues en esa apariencia de identificación de “Cataluña” con “los catalanes” se genera sin embargo una ruptura entre los dos conceptos que la metáfora pretende unir, pues la mayoría de los catalanes dominan cuando menos dos lenguas propias que pueden utilizar indiferentemente con libertad, al tiempo que Cataluña semeja tener solamente una. Pero el catalán no es la lengua propia de Cataluña (y el castellano la impropia), sino más bien una de sus dos lenguas propias. (Ambas, hijas –por cierto— de la dominación romana). Se puede proclamar el catalán, eso sí, “lengua originaria de Cataluña”, “lengua autóctona”, “lengua peculiar”; o “lengua identitaria”, si se quiere.
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