Es una imagen tradicional de los bares: planos, redondos o torneados, sobre la barra o encima de la mesa, los mondadientes se levantan envasados uno a uno o en ese palillero cilíndrico que agitaremos hasta el momento en que el punzón de madera salga por el agujero practicado ad hoc. No obstante, otra postal está cayendo en el olvido, para bien o para mal. Porque aunque los palillos permanecen, semeja que han sido desposeídos de una de sus funciones, la de extraer los restos de comida entre los dientes –y del siguiente reposo en las comisuras de los labios.
in Actualidad