Un Sínodo histórico, que concluye descafeinado, y con la mirada puesta en su segunda parte, que tendrá lugar en octubre de 2024, donde se tomarán (o no) decisiones definitivas. El ‘ínforme de síntesis’, aprobado por primera vez con votos de laicos y mujeres, evita entrar a fondo en los temas polémicos, y deja la sensación de que el sector renovador ha optado por la unidad en lugar de por las reformas que podrían desembocar en un cisma, y vela sus armas para la asamblea definitiva, que se celebrará dentro de un año.
Por el momento, habrá que esperar para que la Iglesia del Papa Francisco dé su bendición a las parejas LGTBI, permita que los curas (de rito latino) puedan casarse o abra la puerta al diaconado femenino. Porque el sacerdocio de la mujer, por lo que parece, sigue vetado en el Vaticano.
Se trata de un documento breve, de apenas 37 páginas, dividida en tres partes (‘El voto de la Iglesia sinodal’, ‘Todos discípulos, todos misioneros’, y ‘Tejer lazos, construir comunidad’), más una introducción y un texto en salida, ‘Para proseguir el camino’. En total, 20 puntos, que han sido votados uno por uno por los presentes en la sala, antes de que el Papa cerrara la asamblea, y que muestran un texto que busca contentar a todos, y muy alejado de la ‘revolución’ que alertaban los sectores ultraconservadores.
Fuentes vaticanas apuntan a que la síntesis es una propuesta de camino, en la que ha primado la voluntad de no herir sensibilidades frente a la toma de decisiones respecto a cuestiones polémicas, como el sacerdocio femenino, la bendición de las parejas LGTBI o los curas casados, para los cuales no…