Pocos de los asistentes ayer por la noche al Palau Sant Jordi habían acabado la universidad cuando los Blink-ciento ochenta y dos brincaron a la fama allí por mil novecientos noventa y nueve. Ciertos aún estaban en el instituto, escuchando los guitarreos acelerados del trío californiano que, siguiendo la estela de bandas como Green Day o NoFX, dieron un último arreón al punk de la costa Oeste de EE.UU., uno de los protagonistas del verano musical barcelonés con las visitas de Bad Religion, The Offspring y la mencionada banda de Fat Mike y compañía.
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