Desde niña, Elena Liberatori ha tenido una sensibilidad y una empatía extraordinarias hacia los animales no humanos, y ello ha marcado su existencia en la defensa de la vida, que ha cumplido con creces en su profesión como jueza en Argentina. Es una persona cercana, abierta, que desprende gran simpatía y con la experiencia de ejercer en un juzgado donde atiende muchos casos importantes y complicados.
La llegada del expediente “Sandra” y su posterior sentencia han convertido a Liberatori en referente mundial en la defensa de los animales, en especial de los homínidos no humanos. En la mayoría de los procesos judiciales de protección animal abiertos a nivel internacional se hace referencia a la sentencia de la orangutana Sandra, declarada por ella como “persona no humana” y, en consecuencia, “con derechos adquiridos”. La jueza profundizó en la cultura y el comportamiento de los grandes simios, y su decisión estuvo avalada por numerosos científicos.
¿Creyó, al dictar la sentencia, que la noticia tendría tanto eco internacional?
Nunca pensé en la repercusión internacional porque solo hice lo que me correspondía como jueza y lo obvio desde mis convicciones. Con mi Equipo Judicial Sandra empecé a advertir que producía cierto ruido cuando la revista española Mundo Toro me declaró “persona no grata”. Hoy en día sigue siendo mi mayor orgullo. A la vez, me sorprendió cómo advirtieron rápidamente que la decisión de declarar a un animal “persona no humana” podía tener consecuencias indeseadas para ellos. Desde 2016, el interés internacional por esta sentencia es creciente, con noticias de países increíbles como Pakistán, India, Indonesia o Corea del Sur. Una directora coreana está haciendo un documental cuyo estreno está previsto para este año.
Cuando estuve en Argentina en…