La misa entierro por el papa retirado Benedicto XVI ha empezado a las novecientos veinticuatro en la plaza de San Pedro, ante decenas y decenas de miles y miles de fieles, presidida por el papa Francisco y celebrada por el decano del Instituto Cardenalicio, Giovanni Battista Re.
En el centro del atrio de la plaza vaticana se han colocado los restos mortales de Joseph Ratzinger, fallecido el pasado sábado a los noventa y cinco años, tras una procesión desde el interior de la basílica.
En la basílica, tras el cierre este miércoles de la capilla ardiente, que han visitado prácticamente 200.000 personas, los restos del papa retirado fueron introducidos en un ataúd de madera de ciprés, como manda la tradición.
El papa Francisco llegó minutos ya antes de la procesión en silla de ruedas y se sentó en un sillón puesto especialmente para él en el altar.
Sobre el féretro de Raztinger, el secretario personal de Benedicto XVI, Georg Ganswein, colocó un libro abierto de los Evangelios. La celebración litúrgica proseguirá el modelo de las exequias referidas al sumo pontífice, pero con ciertos cambios. Se han modificado, por servirnos de un ejemplo, las oraciones en las que se mentaba la Sede Vacante o el fallecimiento de un pontífice reinante y se ha eliminado la oración final del vicario de Roma.
En la plaza de San Pedro han tomado asiento las delegaciones oficiales que serán dos, la de Italia y la del país natal de Ratzinger, Alemania, al no considerarse un entierro de Estado porque Benedicto XVI dejó de ser el Jefe de Estado vaticano tras su renuncia en dos mil trece. Múltiples autoridades políticas y religiosas, también de otras confesiones, han acudido a título personal, como la reina retirada de España, Sofía, o el rey…
