La sombra de la abstención independentista en las elecciones municipales es alargada. Hasta 300.000 votos dejó de amontonar ERC. Los republicanos entienden que no hubo trasvase de votos y la atribuyen a que una buena parte de su electorado se quedó en el sofá. Esquerra cree haber encontrado la receta para la movilización y aviva el temor a un posible Gobierno PP-Vox. A la vez, se ha propuesto combatir la idea de que el voto útil contra “la derecha extrema (el PP) y la extrema derecha (Vox)” es el dirigido a los socialistas.
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