La crisis financiera de dos mil ocho rompió los mecanismos de reducción de las desigualdades entre comunidades autónomas. Desde ese momento las regiones más ricas comenzaron a concentrar capital humano y financiero, en menoscabo de las más pobres, lo que ha redundado en una mejora de la productividad por trabajador y en un mayor incremento del PIB por cabeza. Galicia, la Comunidad de la capital española, País Vasco y Navarra lideraron las mejoras de productividad, antes de la llegada de la pandemia.
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