Cuando en marzo de 2020 estalló la pandemia, el uso de la tarjeta y los pagos sin contacto se convirtió en una recomendación sanitaria. Los bancos suspendieron ciertas comisiones para estas operaciones y en los establecimientos se incentivó este tipo de intercambios. Este hecho no ha provocado más que una aceleración de un proceso que se venía observando desde hacía tiempo: la tarjeta gana terreno al efectivo. Además del boom del comercio electrónico, el físico tiene cada vez un mayor porcentaje de gasto a través del dinero de plástico. Y España es uno de los países en los que esta transición se ha acelerado durante los últimos tres años.
El Banco Central Europeo ha publicado recientemente la tercera oleada de un estudio sobre métodos de pago en toda Europa que se realizó previamente en 2016 y 2019. Así, el supervisor concluye que, aunque el pago en efectivo sigue siendo mayoritario, su peso sobre el total del gasto no ha parado de caer y ha perdido veinte puntos en seis años y 13 respecto a antes de la pandemia. La…