Poco a poco, y a un ritmo más lento de lo previsto, la reforma de las reglas fiscales de la Unión Europea se va armando entre las posiciones más encontradas: la alemana y la francesa. España, como país que ostenta este semestre la presidencia del Consejo de la UE y responsable de forjar un acuerdo, ha planteado que inicialmente se tengan en cuenta los esfuerzos desplegados con los planes de recuperación de 2025 y 2026. Traducción: la propuesta del Gobierno español aboga por un aterrizaje suave de las nuevas reglas sobre los presupuestos. Eso sí, se mantiene la estructura básica planteada la pasada primavera por la Comisión Europea: planes de ajuste de cuatro años de duración, ampliables hasta siete años, para los países más endeudados si se comprometen a hacer reformas e inversiones.
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