Estados Unidos vota este martes en unas elecciones que tienen más probabilidades de consolidar sus divisiones que de promover la unidad.
Las últimas horas de esta campaña de mitad de mandato dejaron al descubierto el ambiente electoral polarizado, el espectro de la violencia política y la posibilidad de carreras disputadas, todo lo cual ha elevado lo que está en juego en la primera votación a nivel nacional desde que el ex presidente Donald Trump trató de anular las elecciones de 2020 y ha augurado dos años enconados por venir.
Los republicanos predicen que ganarán la Cámara de Representantes, una victoria que, si se materializa, les daría el poder de frenar la agenda doméstica del presidente Joe Biden.
Por encima de todo, la campaña de mitad de mandato ha girado en torno a la crisis del coste de la vida, con encuestas que muestran que la economía es, con diferencia, el tema más importante para los votantes, que siguen esperando el restablecimiento de la normalidad tras una pandemia única en el siglo que Biden había prometido en 2020.
Una avalancha de noticias sobre la pérdida de puestos de trabajo justo antes de que se abrieran las urnas, incluso en el sector tecnológico, agravó el nerviosismo por una desaceleración que podría destruir uno de los puntos brillantes de la economía de Biden: un desempleo históricamente bajo. Los estadounidenses ya están luchando con los precios más altos de los alimentos y la gasolina y ahora deben hacer frente a las subidas de los tipos de interés de la Reserva Federal, que no sólo encarecen la deuda, sino que podrían llevar a la economía a una recesión.
