
El interés por fortalecer y valorar el consumo de insectos en todo el mundo ha crecido en los últimos años. Promovido sobre todo por sus propiedades nutritivas y el bajo impacto económico de la producción, el uso de insectos se va concretando cada vez más como una forma nueva de nutrición.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Nutrición (FAO) lleva ya múltiples años apostando por el uso de los insectos. En dos mil catorce reconocía en un informe el potencial para alimentación como aporte de proteínas.
Una defensa que, en los primeros años, tenía que hacer en frente de un esencial vacío legal en la UE, mas que en el año 2018 comenzaba a regularse en la Europa comunitaria, cuando entró en vigor el Reglamento de nuevos comestibles, categoría en la que se incluyen los insectos.
Ahora, con el 2023 recién estrenado, la Comisión Europea ha aprobado una nueva autorización en la comercialización de un cuarto insecto, Alphitobius diaperionus (verme de harina menor), como alimento. Se trata de la manera larvaria de este, que pertenece a la familia de los escarabajos oscuros.
También ha autorizado la comercialización de polvo parcialmente desgrasado de Acheta domesticus, un grillo doméstico, entero como nuevo alimento. En este sentido, los productos derivados de insectos, como harinas y barras energéticas comienzan ya a venderse en España con la fuerza que les da sobre todo su alto contenido proteico.
¿Por qué se habla de los insectos como el comestible del futuro?
En todo el planeta suelen consumirse más de dos mil especies diferentes de insecto en todas y cada una de las fases de su desarrollo, como huevos, larvas, ninfas, pupas y adultos.
La mayoría son, según un estudio del Instituto Agroalimentario de Aragón, varios…