Si alguien les cuenta que Eo es una película sobre un burro, no le crean. Es una película sobre nuestras burradas. Si la aspirante polaca a los Oscar se alzara con la estatuilla y el protagonista saliera a recogerla no nos hallaríamos con un simple asno capaz de sentir, rebuznar e inclusive seleccionar con más capacidad de distinción que muchos de nuestra especie, sino más bien con un espéculo de nosotros mismos. Es lo grandioso de esa película, bellísima rareza de nuestro tiempo.
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