Si hay un momento en el que el mundo está en una encrucijada, es este. 2024 será el año electoral por antonomasia. Cerca de la mitad de la población mundial está llamada a las urnas. Más allá de las elecciones europeas de junio, en el viejo continente se mira con especial preocupación a lo que pueda pasar en Estados Unidos mientras el complejo contexto geopolítico -desde Ucrania hasta Oriente Medio, con especial incidencia en el comercio internacional por los ataques de los hutíes en el Mar Rojo- dificulta aún más su ya de por sí compleja situación industrial.
Competitividad y productividad se han convertido en dos de las palabras clave de la estrategia que la UE ha empezado ya a elaborar para el próximo periodo. En base a esas prioridades, se irán perfilando los presupuestos comunitarios. Y hace tiempo que en la UE admiten que flaquean en esos dos puntos con el riesgo de quedarse atrás, o ahondar aún más en la distancia, con los principales competidores: Estados Unidos y China.
Los líderes de la UE pretenden centrar buena parte de su debate en la cumbre de la próxima semana en el refuerzo…