El giro de alegato es total. De “derogar el sanchismo”, al Partido Socialista como “partido de Estado”. Las elecciones del 23 de julio han obligado a Alberto Núñez Feijóo, con su victoria insuficiente para gobernar, a rectificar su alegato sobre el Partido Socialista Obrero Español. Por un lado, por la patentiza de que el “sanchismo” ha conseguido solo trescientos treinta votos menos que el PP, y más escaños, junto a sus asociados, para poder regir. Pero, por otro, porque Feijóo ha constatado que, tras el portazo del PNV, solo le queda el Partido Socialista Obrero Español para intentar que prospere su investidura. El líder del PP abogó el martes por un pacto entre “los partidos de Estado, que han ganado votos y apoyos”, en referencia al PP y al Partido Socialista, para que en España “no gobiernen los independentistas”. Feijóo apostó por iniciar las conversaciones con Pedro Sánchez la primera semana de agosto, aunque el presidente en funciones descarta reunirse con él hasta el momento en que no se constituyan las Cortes y la capacitación de la Mesa del Congreso, el diecisiete de agosto, informa José Marcos. Con la pantalla del “antisanchismo” pasada, la partida de ajedrez de la investidura acaba de iniciar.
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