Inglaterra ha vuelto a sufrir un desengaño tras perder ante Nueva Zelanda por quinta vez en la final de la Copa del Mundo de Rugby.
A pesar de un buen comienzo, la expulsión de la extremo Lydia Thompson en la primera parte resultó crucial tras un placaje imprudente sobre Portia Woodman en el minuto 18.
Las helvas negras acabaron ganando por 34-31
Las Black Ferns terminaron ganando por 34-31.
Inglaterra llegó a la final con una racha sin precedentes, habiendo ganado sus últimos 30 tests, que se remontan a una derrota ante Nueva Zelanda en julio de 2019.
En esa secuencia se incluyeron las victorias consecutivas de las Red Roses contra sus antiguas rivales, por un global de 99-27,
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