Ha saltado un tabú. Francia y Alemania han decidido esta semana enviar carros de combate a Ucrania por primera vez desde la invasión rusa en el mes de febrero de dos mil veintidos. Con este anuncio —casi simultáneo pero no del todo coordinado—, París y Berlín abandonan sus reticencias a la entrega de esta clase de armamento y subrayan su compromiso con Kiev. Los miedos de hace unos meses ante una posible fatiga bélica en Europa, que habría llevado a desamparar el apoyo al país agredido, se han disipado absolutamente en este Año Nuevo con la aceleración de la ayuda militar.
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