Actualizar un correo electrónico, darle “me gusta” a una foto en Instagram o enviar un simple emoticono depende de un puñado de materias primas con nombres de enigmáticas sonoridades: vanadio, germanio, wolframio, antimonio y muchas más. Solo en la palma de la mano, es decir, en un móvil, caben entre 30 y 120 minerales y metales (según lo sofisticado que sea el dispositivo), extraídos de varios rincones del planeta. Entre los elementos más famosos están el litio, el cobalto y el aluminio (usado en las baterías), así como el cobre, la plata o el níquel (en la electrónica). Todos ellos son el corazón de la vida moderna digital, pero también de un futuro más sostenible, pues son esenciales en el almacenamiento de energía de los vehículos eléctricos, en las turbinas eólicas y en los paneles fotovoltaicos por su cualidad de súperconductores y gran resistencia térmica. Nuestra alta dependencia hace que el mundo se haya enfrascado en una carrera sin precedentes para obtener estos elementos y así cumplir los objetivos de descarbonización.
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