La relación entre ganaderos e industria láctea nunca ha estado exenta de desencuentros, primordialmente por el costo que las compañías pagan a los productores, pues muy frecuentemente no les ha tolerado cubrir sus costos. Sencillamente, tener una ganadería conllevaba pérdidas. Una situación que se había solventado, en buena medida, con la Ley de la Cadena Alimenticia, en vigor desde hace algo más de un año, que prohíbe precisamente la venta a pérdida.
Ahora, esa relación de equilibrio de fuerzas puede saltar por los aires. El motivo, que la patronal láctea (Fenil) ha emprendido una batalla judicial frente al Tribunal Supremo, contra un Real Decreto que, de facto, acarrea bloquear la eficiencia de esta ley.
“La Federación Nacional de Industrias Lácteas, de forma sorpresiva, pretende cuestionar la Ley de la Cadena y el armazón en que se basa: evitar que la situación dominante de cualquiera de los eslabones pueda imponer costos al eslabón más pequeño”, explicaba este martes Roberto García, secretario general de UPA Galicia y vicesecretario general de UPA España, a las puertas del Supremo.
“Es un comportamiento éticamente impresentable de la industria”, criticó. “Esta…