El Gobierno se encuentra en una situación cada vez más delicada. La reforma fiscal que había empezado a diseñar hace semanas demostró estar levantada sobre cimientos de arena y se derrumbó en la tarde y noche de este lunes, en una de las comisiones de Hacienda más caóticas y confusas que el Congreso de los Diputados recuerda. Ahora, tras el varapalo vivido, el Ejecutivo ha entrado en una encrucijada en la que cada vez se antoja más complicado cumplir con los compromisos adquiridos ante Bruselas. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya ha dejado claro en varias ocasiones que España necesita elevar la presión fiscal para acercarse a la media europea y poder reducir los niveles de déficit y deuda públicos sin acometer recortes en el gasto. Sin embargo, la votación desesperada para sacar adelante el plan fiscal que vivió el Parlamento, en la que durante más de ocho horas se evidenció la dificultad creciente para llegar a acuerdos, complica el margen de maniobra del Gobierno.
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