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Hervás: Un Viaje por una de las Juderías Mejor Conservadas de España
elconfidencialdigital.com

  1. La Judería
  2. Arquitectura que cuenta historias
  3. Monumentos y cultura en Hervás
  4. Calles que florecen con historia

Hervás, un encantador poblado ubicado en la provincia de Cáceres, es un sitio que parece haber permanecido inalterable a lo largo del tiempo. Su riqueza histórica y encanto rural convierten a este pequeño rincón de Extremadura en el lugar perfecto para quienes desean una vivencia genuina y llena de cultura. A pesar de que su trayectoria se extiende por muchos siglos, Hervás es particularmente famoso por su judería, uno de los barrios judíos más preservados de España, nombrado Conjunto Histórico-Artístico en 1969. Pasear por sus calles estrechas y empedradas es adentrarse en el pasado, al tiempo que se hallan los vestigios de un valioso legado cultural.

La Judería

El espíritu de Hervás se encuentra en su judería, que se originó en el siglo XIV. A lo largo de siglos, esta comunidad judía dejó un impacto indeleble en la población, tanto en su arquitectura como en sus costumbres. La Plaza de la Corredera, que cuenta con una fuente de piedra del siglo XVI en su corazón, es el inicio perfecto para iniciar la exploración de este cautivador vecindario. Desde esta plaza, surge un laberinto de callejuelas que incitan a desorientarse, cada una con una historia que relatar.

La Travesía del Moral es una de las calles más representativas, reconocida como la calle más estrecha de España, con apenas 50 centímetros de anchura. Explorar esta diminuta y peculiar calle es una vivencia que vincula de forma tangible con la historia de la localidad, ya que muchas de estas vías no han sufrido cambios desde su construcción hace cientos de años.

Arquitectura que cuenta historias

La arquitectura de Hervás representa otro de los principales encantos de la localidad. Sus viviendas y balconadas de fachada, edificadas con adobe y estructuras de madera, representan de manera evidente el estilo tradicional de la región. Estas construcciones han sido observadas por generaciones de familias que han residido en la localidad y, en numerosas de estas, todavía se pueden apreciar emblemas y ornamentos con rasgos judíos, tales como estrellas de David o inscripciones hebreas.

El proverbio popular “En Hervás, judíos los más” evidencia el considerable impacto y peso demográfico que la comunidad judía ejerció en la comunidad. Pese a que la deportación de los judíos en 1492 por los Reyes Católicos significó un hito en la historia de Hervás, los recuerdos y vestigios de aquel período todavía se mantienen presentes en sus calles, como un reflejo de un pasado reciente.

Monumentos y cultura en Hervás

Además de su judería, Hervás posee otros monumentos impresionantes que vale la pena recorrer. La Iglesia de San Juan Bautista, de época medieval, está situada en un lugar alto del pueblo y brinda unas vistas impresionantes de las zonas circundantes. Este templo, caracterizado por su estilo gótico y románico tardío, es uno de los emblemas religiosos más relevantes de Hervás.

Otro sitio indispensable es el Museo Pérez Comendador-Leroux, consagrado a los escultores Enrique Pérez Comendador y Magdalena Leroux, cuyas creaciones tienen un alto renombre en la historia del arte de España. Este museo, situado en un antiguo inmueble señorial, acoge una valiosa colección de esculturas y cuadros que representan el talento y la inventiva de estos creadores. Para quienes disfrutan de la cultura y el arte, visitar este museo representa una ocasión inigualable para conocer el orgullo artístico de Hervás.

Calles que florecen con historia

Una de las particularidades más fascinantes de Hervás es la forma en que sus vías adquieren vida gracias a la naturaleza. Las majestuosas macetas repletas de flores y plantas embellecen numerosas callejuelas del pueblo, brindando un aire de frescura y color. Estas plantas, caracterizadas por sus hojas volubles, no solo realzan el ambiente, sino que también contribuyen a refrescar el entorno durante los meses de mayor calor del verano.

Cuando se pasea por estas calles, es habitual toparse con fachadas adornadas con azulejos variados y ventanas adornadas con maceteros repletos de flores, lo que proporciona al pueblo un entorno luminoso y cálido. Este matiz floral, unido a la arquitectura y la historia que desprenden sus rocas, genera un ambiente mágico y tranquilo.
 

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