A finales de año, y para sorpresa de patronales y sindicatos, la ministra de Industria, Reyes Maroto, decidió destituir al secretario general de Industria, Raúl Blanco. El exsenador socialista por Asturias, Francisco Blanco, lo sustituye en este último año de legislatura, en el que se ha marcado dos objetivos básicos: gastar los cuatro mil doscientos catorce millones de euros de fondos europeos con los que cuenta para lanzar la industria, esencialmente desde los denominados PERTE, y aprobar en Las Cortes antes de final de año la Ley de Industria, otro compromiso previo ante la Comisión Europea para percibir los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. A esos compromisos se sumará la gestión de las crisis empresariales que vayan brotando. La primera del año ha sido que la división de renovables de General Electric amenaza con el despido de doscientos trabajadores.
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