El mundo fugaz que trajo Internet moldea fortunas en cuestión de días y provoca quiebras millonarias con una simple consecución de clics. Solo así se explica tanto el auge como la reciente caída del último gurú de lo cripto de nombre profético, Samuel Bankman-Fried, alias SBF, creador de la compañía FTX cuya quiebra ha perjudicado a más de un millón de personas en el mundo y que el pasado martes se declaró inocente de los ocho cargos penales relacionados con el colapso de su imperio de criptomonedas en el tribunal federal de Manhattan que va a juzgarle en los próximos meses.
El último capítulo de la debacle de las monedas virtuales, que ha provocado un agujero de ocho mil millones de dólares estadounidenses (7.570 millones de euros), tiene un suplemento: una demanda colectiva millonaria contra los famosos que patrocinaron el negocio fallido, como el exbaloncestista Shaquille O’Neal, el jugador de fútbol americano Tom Brady, la tenista Naomi Osaka o el actor Larry David.
“Una de las peores ideas que he escuchado”, le dice al inventor de la rueda un caudillo de Mesopotamia. La escena…