Si nos ponemos a meditar, existen pocas cosas en la vida que hacemos a sabiendas de que esa, precisamente esa, es la última vez que las hacemos. La vida no suele dejarnos muchas despedidas conscientes, pasan cosas que un día dejan de pasar y ya está. Eso hay que dar las gracias a Joan Manuel Serrat (Barna, 78 años), haber brindado a su público una despedida oficial. “Proclamo mi despido por voluntad propia”, dijo al iniciarse la noche. Sí, compondrá, va a cantar e inclusive igual aparece en algún escenario como invitado, pero jamás más Serrat será Serrat en concierto. Era la última vez, en un Palau Sant Jordi lleno, con todo el púbico sentado, allá se despidió asimismo de aquel chaval que hace décadas sintió por vez primera el vértigo de cantar ante alguien más que amigos y familia. La noche del viernes, tras seis décadas de escenarios, todo el planeta fue su familia en el adiós. En su ciudad natal. Se emocionaron hasta las sillas.
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