Ni Ana Botín, ni Carlos Torres, ni Ignacio Goirigolzarri. El nombre que ha protagonizado una parte importante del pasado ejercicio en la banca de España no es el de ningún banquero, sino más bien el de un retirado valenciano. Carlos Sanjuán arrancó a inicios de dos mil veintidos una campaña por la atención de las personas mayores en las sucursales bancarias que terminó implicando al Gobierno y a todo el campo. Fue el primero de los tres problemas reputacionales que tuvo que afrontar la banca española en el año que acaba de finalizar y que el campo terminó solucionando con acuerdos voluntarios y sin un endurecimiento de las leyes.
El curso comenzó tras un ejercicio, el de dos mil veintiuno, protagonizado por los grandes ERE y los fuertes planes de cierre. Miles y miles de trabajadores salieron de los bancos al paso que se clausuraron cientos y cientos de sucursales por todo el país. El panorama que quedó fue el de un país con la mitad de oficinas bancarias que en 2008 y con doscientos ayuntamientos que han perdido su última presencia de financieras a lo largo de la pandemia.
La…