A pesar de las medidas impuestas por el Gobierno de la ciudad de Pekín para controlar la pandemia -marcadas por rigurosos y prolongamos confinamientos, y la consiguiente paralización de la economía de China- y el caiga del mercado inmobiliario, los chinos ricos no solo han seguido consumiendo, sino que, además de esto, han incrementado sus gastos respecto a 2021. En cambio, los hogares más pobres los han reducido, ampliándose así la brecha entre los dos conjuntos.
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