El estruendo metálico ensordece. Nace en la enorme explanada que está frente al puerto de Algeciras, el Llano Amarillo, y reverbera en las testeras de las casas que dan al mar. José Espéculo alza la voz para que su abuelo le oiga: “Lo hacemos por diversión nuestra y a fin de que los Reyes Magos nos oigan”. El niño de apenas 1. años arrastra un Mario en versión Lego —protagonista de la homónima saga de videojuegos— hecho de latas casi tan grande como . No es la única creación que desfila y atrona este jueves por la mañana por las proximidades del puerto. Hay camiones, barcos y hasta un autobús compuestos con el mismo material reciclado en los que hasta caben los chicos que los portan. De las creaciones más sencillas —varias hojalatas atadas a una cuerda— a esas más elaboradas que hasta concursan, todas forman parte de una curiosa tradición algecireña del arrastre de latas en la víspera de la llegada de los Reyes Magos, una costumbre de origen dudoso, pero con más de un siglo de historia y que año tras año crece en adeptos y popularidad.
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