No es raro que una película suscite emociones encontradas y reavive debates históricos. Este es el caso de Napoleón, el último trabajo del aclamado director Ridley Scott, conocido por su habilidad para retratar luchas de poder en películas como La casa de Gucci y Gladiator. El reencuentro de Scott con Joaquin Phoenix, que interpreta al emblemático líder militar y emperador francés, ha generado gran expectación entre el público, pero la crítica no está siendo demasiado buena.
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