“Las recesiones siempre empiezan cuando la economía emite un último crecimiento boyante”. Con esta rotundidad se manifiesta Rob Arnott, fundador de Research Affiliates y padre espiritual del Smart Beta o fórmula de inversión basada en la gestión del riesgo en busca de rentabilidades a largo plazo. “Es la inercia de los acontecimientos; toca cima y empieza el descenso”, enfatiza al valorar el dinamismo del 4,9% -en términos interanuales- del PIB estadounidense entre julio y septiembre, su ritmo más intenso desde 2021.
No es el parecer unánime del mercado. El consenso sobre si la gran potencia económica mundial afrontará un aterrizaje suave de su actividad, como afirma el Tesoro americano, o si, por contra, toma visos de brusquedad y se precipita a una contracción, está lejos de conciliar las opiniones de los analistas. Aunque un sondeo de Bloomberg otorga un 55% de opciones de números rojos en los próximos 12 meses, a partir de los pronósticos de los principales servicios de estudios de bancos y fondos de inversión.
Para Arnott, de corroborarse este escenario recesivo, Wall Street “se volvería más vulnerable” y los activos bursátiles y el…