La economía de China creció un exiguo 3% en 2022, un año marcado por los confinamientos y las disrupciones derivados de la férrea política de cero covid, a la que el Gobierno puso punto final de forma abrupta en diciembre tras una ola de protestas sociales. Es el peor dato de crecimiento del gigante asiático desde el primer año del coronavirus en 2020 –cuando el PIB de la segunda economía del planeta aumentó apenas un 2,2%–. Y para encontrar otro año de menor dinamismo hay que remontarse a aquella China aislada de 1976, casi medio siglo atrás, cuando acabó el convulso decenio de la Revolución Cultural y murió el histórico líder Mao Zedong. El oscuro panorama del final del 2022, con un tsunami de contagios de covid y decenas de miles de muertos tras el relajamiento de medidas sanitarias, abre la puerta en cualquier caso a un esperado efecto rebote postpandémico en 2023.
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