A Lucio se le han torcido todos sus planes. No ha conseguido la plaza de profesor universitario a la que aspiraba. Su esposa le ha dejado por una mujer. Su hija está en fase preadolescente y su padre, enfermo. Todo eso le lleva a admitir una plaza de profesor de literatura suplente en el instituto de un distrito marginal de la ciudad de Buenos Aires donde su padre ha puesto en marcha un comedor social. La nueva vida de Lucio no es moco de pavo. Tiene que enfrentarse al desinterés de los pupilos y también echarles una mano con sus problemas, puesto que ciertos de ellos pueden entrar en el peligroso mundo de las drogas.
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